Stella Maria Baer
El arte proviene de una inspiración y la de Stella Maria Baer yace en el desierto donde vive y trabaja.
Stella Maria Baer es un artista de Santa Fe, Nuevo Mexico cuya obra poética desprende una plenitud enigmática. Sus pinturas hechas de pigmentos de piedra, del suelo polvoriento, de arcilla y arena del propio dan a su paleta de colores unos tonos cálidos y orgánicos únicos. Las altas montañas del desierto de Nuevo Mexico son literalmente parte de su proceso creativo como de su obra.
A través de su trabajo artístico, Stella convoca una cosmología interior que proyecta en el exterior. Sus pinturas son visiones sensibles y místicas donde participan la luna, la tierra, los planetas, el desierto y sus misterios.
Stella, ¿Quién eres?
Me llamo Stella Maria Baer y soy una artista de Nuevo México. Pinto y creo obras a partir de polvo de piedra, arena y tierra. Mi marido Seth y yo vivimos con nuestros dos hijos, Wyeth y Whitman, en una casa de adobe. Está ubicada en una colina de enebros y pinos en el desierto de High Mountain, al norte de Santa Fe.
Sobre como uno se convierte en artista.
He crecido en Santa Fe y el arte siempre ha sido parte del paisaje de mi infancia. Mi madre era tejedora y mi padre propietario de una galería de arte. Del lado paterno, mi abuela era pintora y mi abuelo fotógrafo. Del lado materno, mi abuela era escultora y mi abuelo trabajaba en un rancho de Wyoming. A pesar de todo esto, nunca había soñado con que el arte fuera algo a lo que me quería dedicar después del instituto.
Empecé a pintar después, y al principio no se lo enseñaba a nadie. Eran oraciones que pintaba nada más despertar.
Sobre tu aprendizaje
Cuando me gradué, trabajé como asistente en el estudio de un pintor y escultor. Trabajar para un artista me ha permitido forjarme una visión de lo que es vivir del arte. También me ayudó recibir sus críticas constructivas sobre mis pinturas. Solucionaba muchas de mis preguntas relacionadas con la técnica, los materiales y el color. Él me enseñó a escuchar mis pinturas y a considerar mi trabajo como algo sagrado. Hasta llegar al punto de que, durante esos años, tomé conciencia de que quería ser artista y dedicarme a pintar.
Por entonces también empecé a asistir a clases de dibujo y pintura, y a estudiar técnicas con carbón, acuarela y pintura al óleo.
En este momento mis pinturas dejaron de ser algo secreto para convertirse en algo público y abierto a la crítica. Desde entonces aprendí a que no me importe realmente la opinión que tienen los demás de mi trabajo y a focalizarme en dar vida a mis visiones.
Mi tesis de fin de estudios fue una exposición de mis pinturas y fue el momento en el cual vendí mi primera obra. Años después dejé mi trabajo de asistente para dedicarme a pintar a tiempo completo. Fue una experiencia difícil y angustiante, pero poco a poco mi trabajo empezó a interesar a la prensa y empecé a exponer más a menudo. Hasta el punto que pensé que podía vivir de ello.
Hace ya nueve años de esto. Perseguir una carrera como artista no es algo fácil. Es una vida llena de incertidumbres. Pero mis pinturas forman parte ya de numerosas colecciones alrededor del mundo y hablan a la gente de una manera en la cual no hubiera podido imaginar.
Sobre el desierto como fuente de inspiración.
A lo largo del tiempo el desierto y la tierra pasaron de inspirar mi trabajo a hacer directamente parte de ello.
Mi trabajo de los últimos siete años ha sido una meditación sobre los colores del desierto donde me crié, sobre mis recuerdos del desierto. Al principio trabajaba haciendo encajar los colores de tubos de pintura con los que sacaba de la tierra y del polvo. Trabajaba desde la lejanía, luchando con los recuerdos de donde pasé mi infancia.
El año pasado me mudé y he vuelto a Santa Fe. Desde entonces la mayoría de mis pinturas están hechas de la tierra y del polvo de roca que encuentro a lo largo de la carretera o cerca del riachuelo que está a las afueras del estudio. También trabajo con pigmentos de tierra provenientes de los lugares donde he vivido en el pasado, así como de otros que la gente me envía desde varias partes del mundo.
Sobre inspiración y creatividad
Saco mi inspiración del suelo, del polvo y de la tierra debajo de mis pies. De las poblaciones indígenas de Nuevo México que han usado estas tierras en sus trabajos artísticos desde hace siglos. De mis hijos Wyeth y Whitman, a quienes les gusta jugar en la tierra y que siempre crean a partir de las rocas y de las piedras.
Sobre la felicidad
Estar con mis hijos, Wyeth y Whitman, estar con su padre, Seth, son mis grandes alegrías. Su amor es de otro mundo. Nos encanta acampar. Me gusta montar a caballo. Me gusta poner en la palma de mi mano un poco de tierra y transformarla en una pintura, algo parecido al cuerpo de mis hijos. Es la alegría de la alquimia y de la transformación.
Sobre el amor.
Creo que Dios es amor, en si mismo como alrededor de nosotros.
Sobre la naturaleza.
La tierra y estos paisajes son mi inspiración. Es el lugar donde dibujo mi obra, donde pinto y hago fotografía. La naturaleza es mi refugio, el lugar donde vuelvo cuando necesito descansar o curarme. Creo que es nuestra responsabilidad cuidar de la tierra y luchar contra las innumerables maneras que tiene el ser humano de destruir el planeta. Esto incluye votar por los que hacen la promesa de respetar la tierra en vez de por los que la explotan y la utilizan para sus propios intereses.
À propos d’éthique et de la durabilité.
Hace años tomamos como familia la decisión de no apoyar ni comprar fast-fashion. Como los niños crecen rápidamente y a veces los diseñadores éticos son caros, compramos mucho de segunda mano. De vez en cuando ahorro para comprar ropa y objetos fabricados éticamente. Cuando se trata de ropa de niños suelo comprar unas tallas más grandes para que duren más años (pero tengo entendido que la moda oversize de los 90 es tendencia, ¿no?) También invertimos en piezas bien hechas, con las que sabemos que participamos en un circulo virtuoso, a través del cual se está valorando a los creadores y a los que lo fabrican, y a través de ellos se está respetando nuestro planeta.
Mi activismo, de hecho, no se limita a lo personal y a mi elección de usar solo materiales sostenibles. Sabemos lo importante que es, pero por mucho que sea importante es más esencial aún votar y luchar contra las grandes empresas y corporaciones que son responsables de la destrucción del medio ambiente. Solo podremos ver mejoras y cambios importantes en nuestra tierra cuando se haya parado la destrucción que estas corporaciones provocan. Esto requiere votar y una acción política.
Florenz en pocas palabras.
Son como esculturas de punto, suaves al tocarlas pero ligeras cuando se visten con ellas.
Sobre los proyectos creativos que están por llegar.
Estoy trabajando en algo nuevo, algo con lo que llevo soñando desde hace más de diez años. Estoy deseando que este proyecto vea la luz.
Paintings Courtesy Stella Maria Baer
Fotografía de Juniper Workshop